A medida que transcurre el año, los colegios colombianos reconocen cada vez más la importancia de la innovación para abordar las demandas de los jóvenes. Estos, si bien buscan apoyo tecnológico en su proceso educativo, también requieren atención en aspectos relacionados con la salud mental y el conocimiento de su entorno.
Según un estudio de la OCDE, los jóvenes de 15 años presentan un menor desarrollo de habilidades socioemocionales en comparación con los niños de 10 años. Además, la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad Pontificia Bolivariana revelaron en informes que el 28,5 % de los adolescentes identifican la ansiedad como su principal estado de ánimo frente a las actividades académicas.
Lubín Riveros, Director de Vida Escolar del colegio internacional en Bogotá, St. Matthew School, señaló que «actualmente, los jóvenes colombianos viven en un mundo donde la tecnología y las redes sociales han tomado el control de sus vidas. Por esta razón, es esencial que desde la academia se creen otros espacios que les permitan explorar su entorno y facilitar la comunicación con diferentes públicos, especialmente aquellos que no pueden identificar en su vida diaria«.
Este tipo de inclusión de hecho está en el marco legal del Ministerio de Educación: La Ley 115 de 1994 (Ley General de Educación) y el Decreto 1421 de 1993 establecen la obligatoriedad de la formación en valores y la participación en actividades de servicio social en los colegios colombianos. Expertos concuerdan que fomentar la interacción de los jóvenes con audiencias distintas a las de su entorno cotidiano les permite desarrollar un sentido de empatía, algo que a menudo no se logra cuando una persona no sale de su «zona de confort».
Riveros, destaca en la academia ejemplos claros de esta filosofía, como los proyectos sociales: “En St. Matthew School, desde segundo hasta el grado doce, se asigna anualmente a los estudiantes una fundación para llevar a cabo emprendimientos sociales y compartir con comunidades vulnerables del país. Además, desde hace 18 años, se impulsa una iniciativa en la que los alumnos colaboran para ayudar a familias en situación de pobreza a construir sus propias casas. Como resultado de este programa de construcción de viviendas, cerca de 120 familias hoy cuentan con un hogar propio”.
Los datos de la Encuesta de Calidad de Vida (ECV) del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) revelan que, en Colombia 5,28 millones de hogares carecen de vivienda propia y el 30,4 % de las familias experimenta un déficit habitacional, viviendo en condiciones precarias.
El compromiso de desarrollar y contribuir con proyectos sociales, responde no solo a las necesidades de los jóvenes en su desarrollo integral, sino que los conecta con la realidad del país. Este colegio que pertenece a una red de 117 instituciones alrededor del mundo no solo ha visto oportuno educar a sus estudiantes sino comprometerlos de manera real con el entorno social que los rodea y tener como uno de sus indicadores el impacto en las comunidades que benefician.