El final del año se aproxima y con él, un nuevo ciclo de vida comienza. Muchas veces, hablamos de renovarnos, de dejar atrás aquello que ya no nos sirve, de soltar lastre y aligerar nuestra carga.

No obstante, uno de los aspectos más difíciles de manejar en esta reflexión es, sin duda, el ámbito de nuestras relaciones. ¿Cómo podemos cerrar esos ciclos que, lejos de aportarnos, nos drenan y nos detienen?

  1. Reconoce la toxicidad

El primer paso para liberarnos de una relación tóxica es admitir su existencia. Parece sencillo, pero en realidad, muchas veces estamos tan enredados en los patrones de comportamiento y en la dinámica de la relación, que nos cuesta ver la toxicidad en ella. Pregúntate: ¿Esta relación me hace sentir bien conmigo mismo? ¿Aporta paz y equilibrio a mi vida? Si la respuesta es no, es el momento de hacer una introspección más profunda.

  1. Asume tu responsabilidad

Es esencial entender que, en cualquier relación, ambas partes tienen una cuota de responsabilidad. Es fácil señalar al otro, pero también es crucial preguntarnos cómo hemos contribuido a esta dinámica y qué podemos hacer para cambiarla.

  1. Establece límites

Una vez que hayas reconocido la toxicidad y asumido tu parte de responsabilidad, el siguiente paso es establecer límites claros. Decidir qué estás dispuesto a aceptar y qué no. Estos límites son esenciales para tu bienestar y deben ser respetados tanto por ti como por la otra persona.

 

  1. La comunicación es la clave

Antes de tomar decisiones definitivas, intenta comunicar tus sentimientos y preocupaciones a la otra persona. Puede que no esté consciente de su comportamiento o que también desee un cambio. La comunicación abierta y sincera puede llevar a una comprensión mutua o, al menos, a una finalización amistosa.

  1. Permítete soltar

Si, después de intentar comunicarte y establecer límites, la relación sigue siendo tóxica, es el momento de considerar cerrar ese ciclo. Soltar puede doler, pero recuerda que estás abriendo espacio en tu vida para relaciones más sanas y enriquecedoras.

  1. Rodearte de apoyo

Cerrar un ciclo, especialmente si ha sido una parte significativa de tu vida, puede ser un proceso doloroso y desafiante. Rodearte de amigos y seres queridos que te apoyen y te entiendan es esencial para sobrellevar este proceso.

Cerrar ciclos es una parte vital de nuestro crecimiento personal. Es una manifestación de amor propio y una señal de que estamos listos para avanzar hacia horizontes más luminosos. A medida que el año termina, te invito a reflexionar sobre tus relaciones y a tomar las decisiones necesarias para asegurar tu bienestar y felicidad en el futuro. Recuerda: Al cerrar puertas, abres horizontes. ¡Adelante!

Ayer ya pasó, mañana no ha llegado, es hoy, es aquí y ahora, estás en el mejor momento de tu vida.

Artículo escrito por:

Felipe Buitrago
Coach de bienestar, alimentación intuitiva y salud mental.
Con más de 7 años de experiencia le enseña a su comunidad en distintas redes sociales a crear hábitos conscientes, mejorando su salud física y mental por medio de la aceptación propia.